martes, 19 de octubre de 2010

El libro

Imprenta de Gutenberg
No es hasta el siglo XV, que se dan dos innovaciones que revolucionaron la producción de libros en Europa. Una fue el papel, cuya confección aprendieron los europeos de los musulmanes quienes, a su vez, lo habían aprendido de los chinos.  La otra fue los tipos de imprenta móviles de metal, que habían inventado ellos mismos, fue el alemán Johann Gutenberg quien inventó la imprenta basada en los tipos móviles de metal, y publicó en 1456 el primer libro importante realizado con este sistema, la Biblia de Gutenberg. Estos avances simplificaron la producción de libros, convirtiéndolos en objetos relativamente fáciles de confeccionar y, por tanto, accesibles a una parte considerable de la población. Al mismo tiempo, la alfabetización creció enormemente, en parte como resultado de los esfuerzos renacentistas por extender el conocimiento y también debido a la Reforma protestante, cuyos promotores defendieron la idea de que cada uno de los fieles debía ser capaz de leer la Biblia e interpretarla a su manera. Como consecuencia de estos avances tecnológicos, en el siglo XVI, tanto el número de obras como el número de copias de cada obra aumentó de un modo espectacular, y este crecimiento comenzó a estimular el interés  por los libros.

Biblia de Gutenberg

Los impresores renacentistas italianos del siglo XVI establecieron algunas tradiciones que han sobrevivido hasta hoy. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la del uso de caracteres de tipo romano e itálico, de composiciones definidas o de portadas de cartón fino, a menudo forradas en piel.

Con la invención de la imprenta, el paso de los siglos, y los avances tecnológicos, se fue haciendo más fácil acceder a los libros, hasta que hoy los libros son algo totalmente integrado en nuestras vidas, muy pocas serán las personas que no hayan leído nunca un libro, la mayor parte personas mayores que en su día no tuvieron acceso a la enseñanza.

E-BOOK
Actualmente en Internet los blogs son una fuente importante de lectura, además también muchas obras literarias están al alcance de todo el mundo ya que hay multitud de webs desde donde se pueden descargar libros de forma gratuita, aunque con la creación de los e-book, versión digital de un libro, la descarga sí tiene un coste, aunque es menor que un libro convencional, pero todavía no está muy extendido a nivel popular este tipo de “libros”, aunque evidentemente serán los libros del futuro, lo que hará que los libros, como los de la exposición permanente del Castillo de los Templarios, sean más valorados. 

La lectura, para mí, es…. vida. Me proporciona conocimiento, cultura, evasión, placer, diversión, compañía, ya que está conmigo tanto en los momentos buenos como malos de mi vida, haciendo que ésta sea mucho más agradable.

Desde que tengo recuerdo,  y una vez que aprendí a hacerlo, siempre he leído,  mis primeras lecturas  fueron los consabidos cuentos infantiles, como La Bella Durmiente, Cenicienta, Caperucita Roja, etc.
He leído libros de hadas y de príncipes y princesas y cuando fui un poco mas mayorcita, tendría más o menos nueve o diez años, leí la serie de  “Las Torres de Mallory”, de Enid Blyton que era una escritora inglesa, especializada en literatura infantil y juvenil muy leída en la época, esta serie narraba las aventuras de unas niñas en un internado ingles. En el colegio, en cambio leíamos “El Quijote”.

El Capitán Trueno
Como es natural, no todo eran cosas serias,  también leía tebeos, algunos de los cuales eran más bien para chicos como los de las aventuras de “El capitán trueno”, también me gustaban los tebeos de humor, de la Editorial Bruguera con sus personajes “Mortadelo  y Filemón”, “Rompetechos”, “Zipi y Zape”  “Anacleto, agente secreto” “13 rue del Percebe” “El botones Sacarino”, este último era mi preferido, me encantaba ver las trastadas que les hacía, al “presi”  y al “dire”, me gustaba incluso de mayor y me he reído con ganas leyendo su historietas. También leí a Mafalda, pero eso sería un poco mas tarde.

Cuando  era niña, existía en mi barrio, una tiendecita muy pequeña donde además de comprar chucherías, se podían cambiar cromos, tebeos y novelas por muy poco dinero, ya que a finales de los años sesenta, las economías no permitían comprar ejemplares nuevos con frecuencia, recuerdo que incluso he llegado a leer novelas románticas y  del oeste, de Zane Grey y Silver Kane, que cambiaba en esa tienda, y aunque en realidad nunca me llegaron a preguntar, si lo hubieran hecho tenía pensado decir que eran para mi madre; por supuesto las leía a escondidas. Lo importante era leer y leía cualquier cosa que cayera en mis manos.

No recuerdo exactamente cuál fue mi primer libro de “adulta”, pero seguramente sería alguno de “Selección de Reader’s  Digest;  mi padre estaba suscrito a la revista “Selecciones” en la que algunos artículos eran bastante interesantes, también vendían libros, que generalmente eran novelas condensadas, y a lo mejor en un volumen venían 4 o 5 novelas de renombre. Todavía conservo algunos de estos libros.

Pearl S. Buck
Tenía mi padre una colección de Pearl S. Buck. Eran unos libros forrados de piel negra, con letras doradas y un papel muy fino, como de cebolla, con el reborde de las hojas también en dorado, y que parecían una biblia,  que yo le decía que me dejara leer, pero él siempre me contestaba que era muy pequeña y no los iba entender. Cuando por fin me dejó leerlos, debía de tener unos trece o catorce años, me sentí tremendamente feliz. Empecé leyendo “Viento del Este, viento del Oeste”, que precisamente fue su primera novela, y seguí con “La Buena Tierra”, con la que obtuvo el “Premio Pullitzer” “Hijos” “La madre”, “La estirpe del dragón” y muchos más de la misma autora, todos ellos ambientados en la China pre-comunista y este último trataba sobre la invasión japonesa a China. Una vez que los leí entendí porqué no me dejó leerlos antes. Pearl S. Buck consiguió el Nobel de Literatura en 1938.

Estos fueron los primeros libros que leí  y a partir de ahí ya no he parado de hacerlo nunca, libros de todo tipo, mas de una vez he pasado la noche entera sin dormir, leyendo porque era incapaz de dejar el libro con el que estaba, puede haber temporadas en que lea menos, pero siempre, siempre, hay un libro en mi mesita de noche.

Uno de los últimos libros que he leído ni siquiera está publicado, pero estoy segura de que lo estará. Relata las aventuras y desventuras de un jovencito, que leyendo un artículo en una revista se enamora de la montaña, a partir de ahí nos va narrando sus vivencias a la vez que nos muestra la vida en España desde la década de los setenta hasta el día de hoy en que continua enamorado de la montaña. Me gustó mucho y creo que es bastante bueno.

Yo nunca donaré libros para una exposición, porque mis libros son libros normales y corrientes, de tapa dura algunos, en rústica otros, leídos y releídos, pero que para mí son tan valiosos como esos que componen la exposición “Templum Libri”, porque con ellos he llorado, he reído, he soñado, en definitiva, he vivido.

4 comentarios:

El rey lagarto dijo...

Y mira donde va el libro, ahora ya existen hasta audiolibros para escuchar en el coche y para leer en el ordenador.

Yo soy un lector pésimo, me distraigo enseguida. Menos con Mortadelo y Filemon jeje.

Bona nit Mcb

MCB dijo...

Bona nit.

Leer la cantidad de blogs que lees también es lectura.

A mi me gusta el botones Sacarino, que le voy a hacer

catacaldos dijo...

Me alegra leer ésto muchísimo , sentía un enorme afecto por tu blog , pero dado que soy bibliófilo y coleccionista de cómics desde mi niñez , no puedo sino amarlo.Qué alegría me has dado.

MCB dijo...

Lo primero gracias. Me alegro un monton de haberte dado una alegría.