sábado, 25 de diciembre de 2010

Pequeños placeres

Hace unos años me regalaron una botella de vino tinto de “Viña Tondonia, reserva de 1.992” y decidí guardarla para una ocasión especial.

Durante unos años la he tenido guardada correctamente y como mandan los cánones, en horizontal, en un lugar de temperatura constante, oscuro, etc., esperando el momento de disfrutarla, pero en vista de que ese momento especial no llegaba y temiendo que al final se me terminara picando el vino, decidí sacarla para la cena de Nochebuena, aunque precisamente este año no hay nada que celebrar, mas bien al contrario.


Me dispuse a abrir la botella con un abridor de estos fáciles, de los que llevan a los lados como una especie de brazos que según vas girando el abridor en el corcho van subiendo hacia arriba y una vez que están en lo mas alto solo tienes que bajar esos brazos y ya está fuera el corcho. Bien algo se debió de estropear pero los “brazos” no subieron arriba del todo pero si estaban lo suficientemente altos, o eso me parecía, así que los baje “et voila”…. se rompió el corcho!!!.

Que no cunda el pánico me dije, saco lo que resta y ya está, pero hete aquí que no había forma de quitar el corcho del sacacorchos, no importa, tengo otro, de los de toda la vida, aunque para mi son mas difíciles de utilizar.

Cojo el nuevo, y con mucho cuidado para que no se me fuera el corcho hacia abajo termino de abrir la botella.

Me sirvo la primera copa y el vino esta buenísimo, pero al ir a dejar la botella sobre la mesa, me doy cuenta de que parece que flotan unas cosas, y si, había trozos de corcho dentro del vino. Al volver a servirme vino, me cayeron trozos en la copa. Le he podido seguir tomando pero colando el vino, así que se perdió la magia pero no la iba a tirar.

Hoy he terminado el vino, comiendo “Comte”,  un queso alpino, del Jura francés,  buenísimo, y escuchando una bonita canción que me han regalado por Navidad que habla de libertad. 

Así que finalmente, resulta que sí  ha habido momento especial.

Moraleja: Disfruta de las pequeñas cosas que te proporciona la vida en el momento que se te ofrecen, no esperes a tiempos mejores u ocasiones especiales que a lo mejor no se producen.

Cuando en un momento determinado te llega algo bueno, disfrutarlo porque eso ya lo hace especial.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Lazos de colores

En la actualidad utilizamos lazos como forma de manifestar nuestro apoyo a distintas causas de interés social, rosa para el cáncer de mama, morado contra el maltrato, rojo para el sida, etc.




Hay lazos que se deberían llevar permanentemente, pero lógicamente es un poco difícil ya que no se puede ir con lazos de todos los colores. En el blog los iré alternando, llevo unos días con el lazo rojo del sida.

Desde hace unos años, se “celebra” el día 1 de Diciembre, el Día Mundial de la lucha contra el SIDA”, así que los días previos y el mismo día, los medios de comunicación se hacen eco del problema, y tanto en las televisiones como en prensa escrita, se debate sobre el problema, pero una vez pasado el día 1, se aparca el tema hasta el siguiente año, igual que pasa con cualquier otro día dedicado a.

Mientras, las personas aquejadas de V.I.H. y de SIDA vuelven al anonimato y a seguir sufriendo el rechazo social. Porque no nos engañemos, sigue habiendo rechazo social hacia estas personas y lo que parece que olvidamos o no queremos saber es que cualquiera de nosotros puede ser seropositivo sin saberlo. Hay que tener en cuenta que hay treinta y tres millones y medio de infectados en el mundo.

Según el informe ONUSIDA las infecciones por V.I.H. han bajado un 19% en una década lo que se puede considerar como una buena noticia. El  52% de las personas con V.I.H. son mujeres y un 68% de los seropositivos vive en África subsahariana.

Por el contrario el maltrato o violencia de género que también tiene su día y se conmemora el día 25 de Noviembre, y esto sí que debería celebrarse solo ese día como recordatorio y nada más, tenemos la mala suerte de que no hay día en que los medios de comunicación no den la noticia de que ha muerto una mujer asesinada por su pareja. Hoy voy a cambiar el lazo del sida por el lazo contra el maltrato.

Se maltrata el medio ambiente, los animales y a las personas, y yo me pregunto ¿cómo es posible que una persona sea capaz de maltratar a otra?, y si no comprendo que se maltrate a una persona, sea quien sea, menos aun que se maltrate a la persona que supuestamente has elegido para compartir tu vida. El maltrato y la violencia existen desde la noche de los tiempos.

Hace unos días en un momento que miré la televisión vi, que a una mujer en Sudán  la estaban golpeando brutalmente con un látigo. Los latigazos son un castigo por el que se pena una serie de delitos en Sudán. No se porque la estaban dando esa paliza públicamente, no llegué a escucharlo pero recordaron que el 30 de Junio de 2009 las agencias de noticias internacionales informaron que la periodista sudanesa Lubna Ahmada al-Hussein Hussein, había sido arrestada junto con otras 13 mujeres en un restaurante de Jartum por vestir pantalones en público; diez de ellas se declararon culpables. El juez condenó a cada mujer a 20 latigazos.

Esto nos muestra que es evidente que el hombre es violento por naturaleza, ya desde su aparición sobre la tierra,  y que le gusta matar, quien haya visto la película 2001 una odisea del espacio” recordará que en la primera parte de la película los “hombres” o “primates” como queramos llamarlos vivían tranquilos en sus cuevas, comiendo hierbajos, a merced de los animales salvajes y en las peleas con otras “tribus” se limitaban a gritarse unos a otros, hasta que aparece el monolito, que se supone representa algo así como el conocimiento o la inteligencia  y que al hacerles  tomar conciencia sobre los recursos de los que disponen para sobrevivir y de que pueden matar animales y comer carne para  alimentarse también les hace darse cuenta del poder que pueden llegar a tener;  por eso, a la mañana siguiente se hacen con el control de la charca alrededor de la cual se desenvuelven sus vidas matando al líder de la “tribu” contraria golpeándole con un hueso.

Para mí,  una de las escenas más impactantes de toda la película es cuando descubre lo que puede hacer con el hueso.

La evolución hace que incluso, el ordenador HAL 9000, sea capaz de matar, como intenta hacerlo con los astronautas.

Así que pensar que un día me pueda despertar y ver que se ha terminado con el maltrato y la violencia, es uno de tantos sueños que irá al saco de las utopías como muchas otras cosas.


viernes, 10 de diciembre de 2010

Pyrene



Hace muchos miles de años, en un bonito valle de Iberia gobernaba el rey Túbal. Tenía éste una hija, la princesa Pyrene, bellísima ninfa, diosa de las aguas y los manantiales.



Acostumbraba Pyrene a pasar los días paseando por los bosques y descansando junto a la orilla de un tranquilo y bello lago, oyendo el canto de los ruiseñores mientras peinaba sus cabellos mirándose en el reflejo de las aguas del lago. Llevaba Pyrene una vida relajada y tranquila solo perturbada por los gritos de unos gigantes que vivían en las altas montañas. Sabía que estos gigantes envidiosos del tranquilo valle querían destruirlo, pero ella se sentía tranquila porque les separaba un frondoso bosque.

Era tal la belleza de Pyrene que su fama llegó a oídos de Gerión, que era hijo de Crisaor y Calirroe. Tenía Gerión tres cabezas y tres troncos unidos por la cintura y seis manos. Un día Gerión partió en busca de Pyrene para hacerla su esposa.

Cuando llegó al valle y la quiso desposar el Rey Túbal al ver a semejante monstruo  se negó, entonces en represalia Gerión  atacó a Túbal derrotándole y le arrebató la corona. Ante tal atropello Pyrene asustada huyó a esconderse en el bosque.

Furioso Gerión decidió matar a Pyrene, así que aprovechando que unas nubes oscuras amenazaban con descargar una tormenta de truenos y relámpagos  las cogió con sus múltiples y enormes manos y las arrojo sobre el bosque en el que se encontraba Pyrene.


Inmediatamente comenzaron a arder los arboles y las llamas se extendieron por toda el bosque y el valle, derritiendo todo lo que encontraban a su paso. Por las laderas bajaban ardientes  ríos de fuego que abrasaban a todo ser viviente, extendiendo tras de ellos el horrible manto de la muerte. Los pueblos se inundaban de ríos de fuego, las nubes de humo negro tapaban el sol y el calor era insoportable.



Enterado de la noticia Zeus, dios de los dioses, envió a su hijo Hércules a rescatar a Pyrene. 


Cuando Hércules llegó cogió a Pyrene en sus brazos y la llevó junto al mar para que se recuperase. Una vez puesta a salvo volvió al valle a terminar con Gerión.

Cuando regresó al lado de Pyrene, le dijo:

-Tu valle se ha convertido en cenizas pero yo buscaré otro para ti.

-No, yo amo mi valle y quiero regresar a él, llévame por favor –respondió la princesa

Volvieron al valle pero allí ya no cantaban los pájaros, ni las flores despedían su perfume, ni había mariposas, ni árboles... todo había sido destruido por el fuego. Incluso el manantial arrastraba las cenizas y sus aguas no eran cristalinas. Pyrene no pudo soportar aquel desastre y murió de pena al contemplar su valle destruido  por el fuego.

Hércules recogió el cuerpo de la diosa para enterrarlo y para que nunca fuera olvidada levantó allí el mas hermoso de los monumentos, colocando las piedras ennegrecidas por el fuego amontonándolas unas sobre otras y con ellas formó una gran cordillera montañosa que separaba España de Francia. Y en su honor la llamó: Pirineos






domingo, 5 de diciembre de 2010

El cantar de Rolando Parte II

Quedando solo, el caballero Rolando huía de los guerreros musulmanes después de haber fracasado la expedición a Zaragoza.  Sus tropas habían sido devastadas en la batalla de Roncesvalles. Los ejércitos de Carlomagno, dispersos y acabados, se replegaban como buenamente podían hacia las tierras seguras del otro lado de los Pirineos. La caballería enemiga los perseguía, y diezmaba sin compasión los grupos de rezagados.


Rolando estaba malherido. Su espada Durandarte goteaba sangre sarracena, y estaba mellada por la dureza del combate. Apenas conseguía mantener el rumbo de sus agotados pasos, después de abandonar a su caballo Vigilante, que había muerto. Logró a trancas y barrancas llegar a Ordesa. A sus espaldas escuchaba los cascos de los incansables caballos enemigos. Ya no podría hacer frente de nuevo a sus perseguidores; las pocas fuerzas que aún lo sostenían en pie las reservaba con un solo objetivo: llegar a su patria, lograr que su cuerpo, al menos, si su espíritu le abandonaba, fuera sepultado bajo la tierra que lo vio nacer. Pero delante de él se alzaba una mole de piedra, rocas y hielo. Era el último obstáculo, mas en su situación era un obstáculo insalvable. Viéndose solo y a punto de morir, tocó el olifante. Quizás Carlos y su hueste lo escucharían y regresarían al campo de batalla, sobre el cual ahora yacían los doce pares; al menos así rescatarían los cadáveres y les darían un digno entierro.

Rolando miró su espada, que tantas veces le había salvado de la cimitarra de los moros. Presentía que iba a morir. Decidió que con su magullado cuerpo podrían hacer lo que quisieran, pero que su fiel arma no sería ultrajada por los enemigos. Levantó a Durandarte sobre su cabeza, sujetó la empuñadura con las dos manos y la arrojó lejos, tanto que a punto estuvo de pasar por encima de la montaña y llegar a su país. Con un último esfuerzo, Rolando se arrastró para recuperar la espada. Miró ante sí. No pudo evitar que una lágrima lo traicionara cuando recordó su infancia, su familia, su casa. Daría todo, incluso su alma doliente, a cambio de contemplar por última vez la inalcanzable patria. Apretó los dientes, empuñó de nuevo a Durandarte, y la volvió a lanzar, esta vez en línea recta.

La espada rasgó el aire con un silbido. Recorrió miles de metros en dirección a la montaña. Pero no chocó contra ella. Durandarte hendió limpiamente la pura roca, la atravesó, la abrió en canal. Después se perdió a lo lejos, al otro lado de los Pirineos. Y a través de la brecha abierta, Rolando miró serenamente aquellas otras montañas más lejanas, pero muy próximas a su corazón, porque eran parte de su tierra.

Y el guerrero pudo así morir tranquilo, con los ojos abiertos, ya sin luz, pero fijos en la hendidura de la montaña que se llamó, desde entonces, la Brecha de Rolando.


Carlomagno escuchó a lo lejos el sonido del olifante y no dudó más en regresar. Todavía Ganelón intentó persuadirlo, pero ya era clara su traición para el rey. Carlos ordenó que apresaran de inmediato al conde y que lo llevaran al castillo en Francia. Luego regresó a Roncesvalles para enfrentar la muerte de su sobrino y de sus mejores hombres. Sin embargo, aún lo esperaba una batalla, pues Baligán, el emir de Babilonia, había llegado a España en auxilio de Marsil. Fue así como Carlos tuvo la oportunidad de vengar a su sobrino y a sus doce pares, trabando un duro combate con Baligán y sus huestes, y resultando, finalmente, vencedor.

Antes de regresar a Francia, el rey Carlos capturó a Bramimonda, esposa de Marsil. Con ella y otros prisioneros sarracenos, volvió a su reino para enjuiciar al traidor. Ganelón afirmó que no existió traición; que, antes bien, él corrió un gran riesgo al ser enviado como mensajero ante Marsil, por sugerencia de Rolando, su hijastro; que él sólo cobró venganza poniéndolo en la retaguardia, pero jamás entabló convenio con los sarracenos, para que ahí lo emboscaran y asesinaran. Entonces Pinabel, un caballero famoso por su buena retórica, tomó la defensa de Ganelón y añadió que nada ganaría el rey con matar al conde, pues así no recuperaría la vida de su sobrino; pidió, pues, que Ganelón fuese perdonado y admitido como servidor de Carlos, ya que así pagaría mejor su error, si es que lo hubo, y sería de alguna utilidad al reino.

Las palabras de Pinabel convencieron a la corte, pero entonces habló Terrín, un caballero que parecía inferior al primero, tanto en fuerzas como en argumentos; pero estaba dispuesto a hacer justicia a Rolando y a no dejar que Ganelón quedara sin castigo. En tales casos, la costumbre era que defensor y acusador se enfrentaran en un combate singular y que la fuerza y las armas decidieran de qué lado estaba la razón. Pinabel, a pesar de su primacía guerrera, fue derrotado y así Terrín ganó la condena de muerte para Ganelón y Rolando quedó vengado.

La reina de Zaragoza, Bramimonda, se convirtió al cristianismo y quedó bajo la protección de Carlos. El rey no encontró la paz después de vengar a su sobrino, pues la noche en que murió Ganelón, se le apareció en sueños el ángel Gabriel, convocándolo a que reuniera sus huestes. Al día siguiente saldría rumbo a Ebira, para defender de los paganos al rey Vivién.