sábado, 16 de enero de 2010

El AJEDREZ EN LA LEYENDA Segunda Parte

Te lo sigo dedicando


La leyenda de Carlomagno

No se puede hablar de leyendas sin mencionar a Carlomagno, que es el protagonista de leyendas por antonomasia, aunque a veces algunas se contraponen a las otras. En ajedrez no podía ser menos y aquí exponemos dos, para que elija el lector cual le parece mas plausible.

La historia cuenta que el 15 de agosto del año 778 Carlomagno regresaba deprimido de una expedición a Zaragoza. Había destruido las murallas de Pamplona y volvía por una calzada romana a Burdeos. Un grupo de vascones le esperaba en Ibañeta. Al pasar por el desfiladero de Roncesvalles, la retaguardia de sus caballeros fue sorprendida, al parecer por una emboscada dirigida por los vascos, a los que se habían unido algunos musulmanes. Sonó el cuerno y empezaron a caer rocas y flechas contra los soldados. Fue una gran derrota. Todos los jinetes de Carlos el Grande -incluidos Oliveros y su sobrino Roldán- murieron en la batalla.

Hasta aquí fue la historia y ahora comienza la leyenda.


Carlomagno estaba jugando al ajedrez con el jefe moro en Valcarlos. Estaba enfrascado en la partida, ignorando que aquel tablero tenía poderes mágicos y era capaz de producir un deseo de muerte con tal de conseguir el triunfo del juego. Desde el otro lado de la frontera, su sobrino Roldán le avisó de que la partida era una emboscada para retenerlo. Su padrastro Ganelón les había traicionado mientras el ejército, con los doce pares de Francia y Roldán, era abatido por los sarracenos. En el fragor de la batalla, Roldán -después de verse incapaz de salvar la situación, aconsejado por el prudente Oliveros- hace sonar su cuerno Olifante, llamando a su tío para pedirle refuerzos. Carlomagno sigue jugando. Roldán continúa soplando el cuerno hasta que, por el esfuerzo, se le rompen las venas de la sien. Roldán muere con su espada Durandal o Durandarte, en la mano mirando al enemigo y su cuerpo es llevado al cielo por el arcángel San Gabriel.

Nos encontramos en esta leyenda con nuestro amigo Roldán o Rolando, protagonista de otra leyenda en la que para evitar que su querida espada cayera en manos de infieles la arrojo con fuerza contra la roca provocando una profunda brecha que se conoce como la Brecha de Rolando en el macizo de Monte Perdido.

Existen muchas historias o leyendas acerca de Rolando pero que las dejaremos para otra ocasión.

Cuando Carlomagno reacciona, regresa a Roncesvalles y se oyen los clarines. Los sarracenos huyen, pero el suelo está cubierto por los cadáveres de los caballeros, entre los que se encuentran Oliveros y Turpín, compañeros de Roldán. El emperador ordena enterrar a los valientes en una fosa y, loco de ira, en una lucha a muerte contra los sarracenos, vence en un último combate. Cuando se conoce la muerte de Roldán, las doncellas de todos los valles acuden con lanzas para ayudar a Carlomagno en su momento de derrota. Llorosas ante el héroe muerto, clavaron las lanzas en el suelo y, como un deseo de redención, las lanzas florecieron y nació un frondoso bosque que rodea Ibañeta

La amada de Roldán, Alda, muere de pena. Carlomagno, arrepentido por haber dejado solo a Roldán, su sobrino más querido, emprende viaje a Compostela para pedir perdón al santo. En un pergamino iba apuntando sus numerosos pecados. Como un penitente, caminó por pueblos y valles y, cuando llegó ante el sepulcro del santo y fue a leer su lista de culpas, el pergamino estaba en blanco. El santo le había perdonado todos sus pecados. (Al margen de la leyenda, Carlomagno nunca aprendió a escribir, aunque sí a leer).

El ajedrez de Carlomagno o de Montglane

Se cuenta una  historia relacionada con Carlomagno (742-814) rey de los francos, emperador de Occidente, protector de las artes y las letras, y una de las figuras más grandes de la Edad Media, por supuesto amante del ajedrez.

En dicha leyenda, se habla de cómo este monarca para su cumpleaños número 40, el 4 de abril del año de 782, organiza un magnífico festejo y reta a una partida al soldado conocido como Garín el franco, el mejor ajedrecista del reino. Para tal efecto, se utilizaría un magnífico tablero, regalo de Ibn-al-Arabi, gobernador musulmán de Barcelona, por una ayuda solidaria prestada por parte de Carlomagno.

La historia habla de cómo fue que ocho criados negros, vestidos de librea morisca entraron a hombros, el tablero aquel, realizado por manos de artesanos árabes. Así describe la leyenda el tablero:

“Las piezas, de metales preciosos afiligranados, estaban tachonadas con rubíes, zafiros, diamantes y esmeraldas sin tallar pero perfectamente lustrados, y algunos alcanzaban el tamaño de huevos de codorniz. Como destellaban y resplandecían a la luz de las antorchas del patio, parecían brillar con una luz interior que hipnotizaba a quien los contemplaba. La pieza llamada sha o rey, alcanzaba los 15 centímetros de altura y representaba a un hombre coronado que montaba a lomos de un elefante. La reina, dama o ferz iba en una silla de manos cerrada salpicada de piedras preciosas. Los alfiles u obispos eran elefantes con las sillas de montar incrustadas de raras gemas y los caballos o caballeros estaban representados por corceles árabes salvajes; las torres o castillos se llamaban rujj, que en árabe significa carro. Eran grandes camellos que sobre los lomos llevaban sillas semejantes a torres. Los peones eran humildes soldados de infantería de siete centímetros de altura, con pequeñas joyas en lugar de ojos y piedras preciosas que salpicaban las empuñaduras de sus espadas”.

Hasta aquí el texto descriptivo de aquel maravilloso tablero. Cuenta la historia que Carlomagno, presa de extraños efluvios que salían del tablero, dijo con voz extraña: “Propongo una apuesta. Si el soldado Garín me gana una partida, le concedo este territorio de mi reino que va de Aquisgrán a los Pirineos vascos y la mano de mi hija mayor en matrimonio. Si pierde será decapitado en este mismo patio al romper el alba”.

La corte se estremeció, nunca habían escuchado tal apasionamiento en el rey, además, amaba a sus hijas, y no era cosa de ofrecerlas así como así, por una partida, y tampoco poner el riesgo la vida de un cortesano, por un juego. ¡Una apuesta digna de un bárbaro embriagado! Decía el pueblo.

Y sigue narrando la leyenda como a medida que la partida se desarrollaba, los contendientes se portaban de una manera cada vez más extraña, como embrujados: Sudor frío, movimientos espasmódicos; el rey era presa de una ira profunda, se mesaba los cabellos, agitado. No sólo él, sino el mismo Garín, de suyo amable y sosegado, era preso de un desasosiego indescriptible.

A más de una hora de juego, se veían cada vez más excitados y casi convulsos. De pronto, Carlomagno se incorpora con un supremo esfuerzo, como si se liberara de una maldición, arroja el tablero con fuerza… las piezas caen por el suelo y la partida se interrumpe.

La partida fue abandonada. Al decir de los presentes, el ajedrez estaba poseído de una fuerza maligna. Como quiera que haya sido, todo volvió a su curso. Una nueva partida, en tono sereno y amistoso, se llevó a cabo, triunfando Garín, por escaso margen, y recibió como recompensa la Propiedad de Montglane, en los Bajos Pirineos.





¿Cierta o falsa esta historia? ¡Quién puede decirlo! Se cuenta sin embargo, que dicho ajedrez mágico existió, y que existe aún, que fue custodiado muchos años por los monjes de la Abadía de Montglane y que aún se busca su paradero.


La Edad Media y la llegada a Europa del Ajedrez

La afición por el ajedrez creció mucho y el nivel del juego mejoró de manera notable, al tiempo que comenzaron a organizarse partidas y torneos con mayor frecuencia.


El juego de ajedrez llegó a Europa entre los años 700 y 900, a través de la conquista de España por el Islam, aunque también se sabe que lo practicaban los vikingos y los cruzados que regresaban de Tierra Santa, ya que en la excavación de una sepultura vikinga hallada en la costa sur de Bretaña se encontró un juego de ajedrez, y en la región francesa de los Vosgos se descubrieron unas piezas del siglo X, de origen escandinavo, que respondían al modelo árabe tradicional.

Durante la Edad Media, España e Italia eran los países donde más se practicaba. En España se jugaba de acuerdo con las normas árabes (descritas en los diversos tratados de que fue traductor y adaptador Alfonso X el Sabio), según las cuales la reina y el alfil son piezas relativamente débiles, que sólo pueden avanzar de casilla en casilla. Pero durante los siglos XVI y XVII, el ajedrez experimentó un importante cambio, convirtiéndose la reina en la pieza más poderosa, en cuanto a su movimiento se refiere, del tablero. Fue entonces cuando se permitió a los peones avanzar dos casillas en su primer movimiento y se introdujo la regla conocida como en passant (al paso), que permite capturar el peón que sigue su marcha y no come la ficha que se le ha ofrecido por una determinada estrategia.


El ataque de los caballeros

Cuenta la leyenda que en la época medieval una terrible peste acabó diezmando el reino del ejercito blanco, perdiendo el Rey toda su infantería y solo sobreviviendo dos caballeros, su dama y uno de sus paladines, el alfil.

El Rey Blanco se vio forzado a intentar pactar una paz con su enemigo el Rey Negro. Este conocedor de su superioridad, para impresionar a su enemigo, decide enviar como mensajera a su mejor arma: La Dama Negra, con la misión de traer al Rey Blanco a su presencia.

La Dama Negra se negó a cumplir la orden del Rey y ordenó a dos lentos soldados, su peón de alfil y caballo que avanzasen en su lugar. El Rey furioso con su desobediencia ordena sacrificar a su dama y esta es exiliada del Reino.

Tal acto convence al Rey Blanco de que no debe esperar clemencia (“Si él mató a su propio visir, ¿Qué hará conmigo, su enemigo?”).

Por la noche envía a sus fieles caballeros para un desesperado ataque de acoso al Rey adversario, que intenta huir. Empieza una implacable persecución, a la que se juntan Dama y Alfil que liquidan al enemigo.

1. Cxg7 + Rd8 2. Cxf7 + Rc7 3. Ce8 + Rb7 4. Cd8 + Ra6 5. Cc7 + Ra5

6. Cb7 + Ra4 7. Db3 + Ra3 8. Ac1 ++

Ganando la partida

Cuando disfrutes de una posición ventajosa es el momento en el que mas concentrado debes jugar, pues tu rival estará desplegando toda su concentración e ingenio para remontar la partida




           No te pierdas la tercera parte del Ajedrez en la Leyenda





2 comentarios:

trippero dijo...

Hola MCB lo primero ¡pedazo de montaña te has colocado, a ver si nos dices cual es (luego no salgas diciendo: ¿Qué pasa no la conoces?)
Pobre Rolando, perforador del Pirineo, no le gustaba el ajedrez, y así le fue. Espero que publiques la tercera parte, tu interés por el ajedrez me deslumbra. Te queda poco para apoyar los codos sobre la mesa, la cabeza baja , inclinada sobre el tablero y los dedos de ambas manos presionando las sienes, mientras te odias por no haber pasado el peón de dama.
Un saludo de una vieja conocida tuya: Angelines
Que tengas suerte

MCB dijo...

No se de que Angelines me hablas, aunque es evidente que me debe de conocer quien sea,creo que empiezo a entender lo que no entendía.
La montaña es el Nuptse en el Himalaya. Suerte a ti tambien.