viernes, 4 de diciembre de 2009

UN DIA DE TORMENTA

Aquella semana habíamos quedado en subir a Cotos. Yo había quedado con Fernando que me dijo que también iba a subir, así que llamamos a Gabi para reservar dos plazas en el autocar. Fernando ya tenía la suya reservada. Gabi era un chaval que organizaba un autocar para subir a Cotos. Solo subía los domingos.

Llegó el domingo y pusimos rumbo a Cotos. El día estaba bastante raro y según íbamos subiendo el Puerto de Navacerrada, empezó a nevar, cada vez más fuerte y la visibilidad era nula. Al final se decidió que el autocar no iba a seguir y se daría la vuelta. Como la gente no queríamos regresar se acordó que el autocar se iría al pueblo de Navacerrada y esperaría allí hasta las 5, eso sí preferían saber de antemano si alguien iba a regresar por su medios. Hubo gente que ya había bajado y empezado a andar, entre ellos Fernando, así que cuando bajamos nosotras ya no estaba.
Empezamos a andar pero entre que andaba bastante más rápido que nosotras, ya se había ido hacia un rato y que no se veía nada, le habíamos perdido. Era curiosa la sensación de soledad a pesar de que bastante gente iba subiendo carretera arriba, había bastante niebla y no veias ni a los de delante ni a los de detrás. Llegamos arriba al Puerto y fuimos a la estación que estaba llena de gente pero Fernando tampoco estaba allí. Estuvimos allí un rato por si llegaba algún funicular y subir a Cotos pero era perder el tiempo.
Nos arrepentimos de haber dicho que volveríamos con el autocar, porque con el día de hacía no apetecía nada bajar andando hasta el pueblo y no podíamos dejar de ir por si pensaban que nos había ocurrido algo, y tampoco veíamos a nadie conocido para avisar. En aquellos tiempos no existían los móviles, ni tan siquiera estaban en proyecto.



Así que nos pusimos en marcha hacia el pueblo. No dejaba de nevar, al contrario cada vez nevaba mas. Como no podía ser de otra manera el tema del día fue los hombres y sus tonterías y entre el frio, la nieve, la caminata, se fueron calentando los ánimos y al final acabamos pensando que la gente era una mierda y no se podía fiar uno de nadie. Lo que me resulta extraño ahora al recordar es que estuviéramos solas ese día ya que nunca lo estuvimos.
Con este ánimo llegamos al pueblo de Navacerrada, íbamos empapadas y muertas de frio y no había ni rastro del autocar, claro que era muy pronto, debían de ser las tres más o menos. Por aquel entonces debíamos de llevar comida en el macuto porque fuimos a una panadería a comprar pan. Cuando entramos en la panadería el panadero dio una exclamación
¡Dios bendito criaturas! ¿De dónde venís así?
Le contamos al hombre lo que había pasado. La verdad es que debíamos ir de pena, porque llamó a su mujer y le dijo que nos trajera unas toallas, que nos dio para que nos secáramos un poco, la mujer era una señora encantadora y la verdad no sé muy bien como ocurrió pero el caso es que nos dijeron que ya iban a cerrar cuando entramos y que nos quedáramos a comer con ellos, y así lo hicimos y pasamos un rato muy agradable.
Es hermoso que unas personas que no te conocen de nada te brinden su casa y compartan su comida contigo. Cuando terminamos de comer nos fuimos y ya había llegado el autocar. De Fernando ni rastro y parece ser que se había encontrado a Gabi y le dijo que regresaba por sus medios.
Llegamos a Madrid y nos fuimos a Las Jarras. Fue llegando gente, Fernando parece ser que nos había estado buscando y al no encontrarnos pensó que habíamos regresado con el autocar, porque alguien le dijo que unas chicas se habían vuelto con el autocar y pensó que eramos nosotras, una tontería pero bueno daba igual porque ese matrimonio mayor tan agradable nos había reconciliado con el género humano.
Aproximadamente 10 años más tarde, en un país extranjero, otra persona desconocida para mí, me brindó su compañía, su comprensión y su apoyo. Solo sé que se llamaba Boni o Beni y era de Alcalá de Henares. No le he vuelto a ver, pero no le olvidaré nunca.

Dedicada a esas tres personas maravillosas

You’ve got a friend
Autor: James Taylor


http://www.youtube.com/watch?v=Q7RPCFfudmU

De las versiones de esta canción las mejores son las de James Taylor que la compuso y la de Carole King. A día de hoy todavía no he sido capaz de decidir cual de ellas me gusta mas. Cuando oigo la de James Taylor me digo que esa es la mejor, pero cuando oigo la de Carole King, también lo pienso. En mi opinion esta canción la cante quien la cante es una joya

5 comentarios:

trippero dijo...

Tus relatos van tomando forma. Ahora puedo imaginar a dos mocetonas bajando por la carretera cubiertas de nieve. Tu memoria se va pareciendo a un acelerador de partículas, y la forma de expresarte ha crecido, ¿ves como ya no puedes dejarlo?
La música perfecta. adelante

MCB dijo...

Gracias por los animos. Creo que se me da mejor la musica que el relato. ¿Que haces en Internet un puente y no estas escalando o caminando por ahi?

trippero dijo...

algunos no tienen puente. ¿Eres profesora en alguna orquesta sinfónica? o juglar en un grupo folclórico

http://www.youtube.com/watch?v=RaJAxdGeZ4E

MCB dijo...

!!Guau!! Me ha gustado mucho, creo que yo solo habia escuchado la de Leonard Cohen pero me parece que me ha gustado mas esta, claro que yo nunca termino de decidirme con eso de las versiones, Ah no soy ni profesora en una orquesta sinfonica ni juglar aunque no estaría mal serlo. Siento lo del puente yo le tengo porque me quedan vacaciones y le he cogido si no hubiera tenido que trabajar.

trippero dijo...

Si me mandas tu correo te puedo enviar dos de mis slideshows enmudecidos en internet con su música original. Tienen algo más de salero.
Un saludo