La historia que viene a continuación contiene todos los ingredientes para parecer una leyenda y sin embargo es absolutamente real y según algunos analistas es uno de los acontecimientos más importantes del Siglo XX en el mundo del ajedrez.
En 1996 el campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov, jugó contra un ordenador de IBM llamado Deep Blue. En dicha competición Deep Blue asombró al campeón venciéndole en la primera partida, una vez acabada, Kasparov analizó la partida con su equipo y encontraron varios errores cometidos por la máquina, así que Kasparov cambió su estrategia, y logró vencer en la segunda partida.
La tercera fue una lucha de 6 horas en la que Kasparov solo logro arrancar unas tablas a Deep Blue, al igual que en la cuarta. Finalmente logró vencer a Deep Blue por 4-2. De momento Kasparov parecía superior a la computadora.
Pero en 1997, se jugó la revancha en Nueva York con Deep Blue II, una máquina de dos metros de altura y mas de 500 kilos de peso, mucho más avanzada tecnológicamente que el anterior y desafortunadamente para Kasparov Deep Blue aplastó al campeón y ganó la competición por 3,5 a 2,5.
Kasparov no aceptó bien la derrota, y llegó a decir que había una mente humana detrás de Deep Blue, ya que a veces jugaba como un hombre, quizá habría ganado la revancha si ésta se hubiese prolongado 24 partidas (por entonces, la duración habitual de los campeonatos mundiales), sin embargo la revancha no le fue concedida.
Durante los años siguientes, aun cuando los humanos aprendían de los ordenadores, éstos avanzaban a un ritmo más rápido.
Kenneth Rogoff, catedrático de economía y política pública de la Universidad de Harvard, y jugador de ajedrez, en un artículo sobre economía titulado “Grandes Maestros y crecimiento mundial”, en el que habla sobre la inteligencia artificial y la influencia que tendrá en la economía en la próxima década toma como referencia el papel que dicha inteligencia artificial juega en el mundo del ajedrez y ha tomado como base la competición entre Kasparov y Deep Blue.
En dicho artículo explica cómo “con procesadores cada vez más potentes, los jugadores virtuales de ajedrez desarrollaron tanto la capacidad de anticiparse en sus cálculos que la distinción entre cálculos tácticos a corto plazo y planificación estratégica a largo plazo dejó de estar clara. Al mismo tiempo, los programas de ordenador empezaron a explotar enormes bases de datos de juegos entre grandes maestros (el título más alto en el ajedrez), utilizando los resultados de las partidas humanas para extrapolar qué movimientos tenían más probabilidades de éxito. Pronto quedó claro que hasta los mejores jugadores de ajedrez humanos tendrían pocas posibilidades de conseguir algo más que unas tablas ocasionales.
Actualmente, los programas de ajedrez han llegado a ser tan buenos que hasta los grandes maestros tienen a veces dificultades para comprender la lógica que hay tras sus movimientos. En las revistas de ajedrez se ven a menudo comentarios de importantes jugadores, que dicen cosas como: "Mi amigo virtual dice que debería haber movido el rey en lugar de la reina, pero sigo pensando que he hecho el mejor movimiento humano que era posible".
Y la cosa se pone aún peor. Muchos programas de ordenador disponibles en las tiendas pueden configurarse para imitar los estilos de los grandes maestros hasta un punto que resulta casi increíble. De hecho, los programas de ajedrez están ahora muy cerca de superar la última prueba para la inteligencia artificial propuesta por el matemático británico Alan Turing, ya fallecido: ¿puede un humano que converse con la máquina saber que no es humana?
Irónicamente, como el fraude con la ayuda de ordenadores está cada vez más presente en los torneos de ajedrez (con acusaciones que alcanzan los niveles más altos), el principal dispositivo de detección requiere el uso de otro ordenador. Solamente una máquina puede saber a ciencia cierta lo que otro ordenador haría en una situación determinada. Quizá si Turing estuviese vivo hoy día, definiría la inteligencia artificial como la incapacidad de un ordenador para saber si otra máquina es humana.
Así que ¿ha dejado todo esto sin trabajo a los jugadores de ajedrez? La respuesta es "todavía no", lo cual resulta alentador. De hecho, en cierto sentido, el ajedrez es tan popular y tiene tanto éxito hoy como en cualquier momento de las últimas décadas. El ajedrez se presta muy bien al juego en Internet, y los aficionados pueden seguir los torneos de máxima categoría en tiempo real, a menudo con comentarios. La tecnología ha contribuido enormemente a universalizar el ajedrez: el indio Vishy Anand es ahora el primer campeón mundial asiático y el atractivo joven noruego Magnus Carlson tiene el mismo estatus que una estrella de rock. El hombre y la máquina han aprendido a coexistir, por ahora.”
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