A quien no le ha pasado desear vehementemente una cosa y cuando está al alcance de tu mano, sucede algo o hacemos algo que nos desvía del objetivo y después te quedas con la impotencia de no poder dar marcha atrás en el tiempo y volver al momento de cambiar la decisión tomada.
El Eiger siempre ha ejercido una enorme fascinación sobre mí, no por su negra historia sino por, para mí, la increíble belleza de su cara norte, con sus 1500 metros de roca y hielo.
Tres veces he estado en Suiza, y como creo que ya he comentado por aquí alguna vez, solo en una ocasión, la primera, vi de lejos el Eiger. Las demás siempre he cambiado mi itinerario por alguna decisión de última hora.
Tren Cremallera |
Me hubiera gustado subir en el famoso tren cremallera que desde 1912 invade las entrañas de la montaña y te lleva hasta los 3.454 metros de la Jungfrau. De otra forma soy consciente de que era una misión imposible.
La primera parada es la estación de la Eigernordwand a 2865 metros, desde donde si la niebla lo permite se puede ver la famosa cara norte, la segunda parada: la estación de Eismeer, desde aquí se ve el glaciar de Aletsch, mas de 22 kilómetros de corriente de hielo, y la tercera parada: El techo de Europa, casi el cielo, con las cimas de la Jungfrau a un lado y el Eiger al otro.
Glaciar de Aletsch |
Es mi asignatura pendiente y sueño con volver algún día.
Tambien existe una leyenda acerca de la formación de la cordillera y como parece que últimamente me estoy dedicando a contar leyendas, allá va esta.
Sucedió hace mucho, mucho tiempo, cuando la tierra y los seres que la poblaban eran diferentes a como son en la actualidad.
Habitaba, en el hoy llamado “Valle de Grindelwald”, en los Alpes suizos, en el Cantón de Berna, una hermosa doncella a la que llamaremos “Jungfrau”, nombre que significa virgen o doncella.
JUNGFRAU (La doncella) |
También habitaba en lo más profundo del valle un ogro, “Eiger”, le llamaremos, que al contrario que sus congéneres, no era gordo, grande y verde, ni tampoco lleno de verrugas, sino que era esbelto, fuerte y hermoso, aunque de todos es sabido que los ogros pueden cambiar su apariencia a voluntad para atrapar mejor a sus víctimas.
Cierto día se encontraron frente a frente y “Eiger” quedó perdidamente enamorado de “Jungfrau” y empezó a pretenderla sin descanso. Jungfrau huía desesperadamente ya que se sentía atemorizada porque a pesar de su aspecto sabía que Eiger en el fondo y detrás de un atractivo rostro, era un ogro incapaz de tener ningún noble sentimiento.
MÖNCH (El monje) |
También habitaba en el valle Mönch, un pícaro monje. Un día, en su huida, la doncella se encontró con Mönch, y se dirigió a él para solicitar su ayuda.
Sr. Mönch, por favor necesito su ayuda, me persiguen!!!
¿Quién te persigue muchacha? – contestó Mönch.
Eiger, me persigue Eiger, porque quiere poseerme ¿podéis ayudarme?
Si, creo que podría ayudarte pero quizá tendrías que pagar un precio demasiado alto por prestarte ayuda, ¿estás segura? Parece un hombre atractivo.
Oh no, no lo es, es un ogro temible. Qué precio puede ser más alto que tener que entregarme a Eiger? preguntó Jungfrau.
Está bien, me has convencido, no te preocupes, cuando llegue el momento yo te ayudaré.
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En ese momento, hubo un fuerte temblor de tierra, el cielo se oscureció y a partir de ese momento quedaron convertidos para siempre en las tres hermosas montañas que conforman la cordillera y que son Jungfrau, (4.158 m) Monch (4.107 m) y Eiger (3.970 m). Con el tiempo fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad.
EIGER, MÖNCH Y JUNGFRAU |
2 comentarios:
He decidido que me encanta leer los cuentos que escribes, pero escribes pocos, así que venga a buscar leyendas. Te sugiero una pedricera
El Mierlo. cuídate
Esa precisamente está en stand by.
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