jueves, 17 de diciembre de 2009

NIVEL 2

Por aquel entonces también habíamos cambiado nuestra ruta de entrada a Pedriza, dejamos de subir por el Tranco y empezamos a subir a Canto Cochino con la Fifi, con aquel microbús que iba cargado de montañeros, y ella tan peculiar que casi asustaba un poco, aunque sí volvíamos por el Tranco porque comíamos, muy tarde, en un bar que había pasado Julián en la carretera ya, en una curva, que tenía una terracita, creo que se llamaba Goyo, (allí todo el mundo se llama Goyo), y comíamos huevos fritos con patatas fritas y morcilla, otros los comían con chorizo. Llevábamos un tiempo comiendo allí.


Loquillo también nos enseñó a encordarnos. Nos enseño también el famoso “as de guía”, que yo recuerdo que con una cuerdecita o una cinta practicaba en la oficina, porque ya entonces trabajaba, (empecé con 15 años), aunque cuando íbamos a escalar era él quien nos encordaba, se ve que no se fiaba mucho ¡menos mal que no se fiaba!
Nunca le agradeceré bastante la paciencia que él tuvo conmigo. Yo tenía problemas escalando, me costaba mucho y como ya he dicho tenía vértigo, aunque yo no lo sabía entonces, lo descubrí después y fue cuando entendí mi sufrimiento en la Vikinga, cuando tenía que recoger el estribo. Menos mal que Mari Paz era bastante buena y eso le compensaba. Lo que sí que me gustaba era el “rapel volado”, (una vez superada la salida claro) hice uno en una de las Buitreras que me encantó. No me acuerdo cual fue, la hicimos, Rafa, Mari Paz, su hermano Daniel, que por entonces estaba también empezando y mira luego ha terminado siendo uno de los protagonistas del libro de Cesar Castro, “Historia de 32 sendas de la vertical”, y yo.

Algo que para mí fue muy importante fue lo que sucedió en la Sur del Pájaro, asi que lo contaré.


Ese día parecía que todos en la Pedri se habían puesto de acuerdo para hacer la Sur, yo incluida Parecía que íbamos a una romería, aquello estaba lleno de gente. Subió Loquillo, en solitario porque yo no le aseguraba. Después me tocó a mí subir por el “jaboncillo” aquel, que yo creo recordar que subí de frente, sin embargo el otro día vi un video de unos haciendo la sur y lo bordeaban, y parece que así se sube con mucha facilidad, casi andando. Pasé la chimenea, y allí me dijo Rafa que esperara porque había atasco y había un montón de gente en la pared, parece ser que alguien tenía problemas en la salida. Llegó un chaval hasta donde yo estaba y también se tuvo que quedar allí debajo esperando. Aquello se hacía eterno, o al menos a mi me lo parecía, y de pronto se empezaron a oír unos gritos, se decía que a uno le había dado un ataque (de pánico supongo), así que si yo ya estaba nerviosa después de oír aquello mucho mas. A todo esto y por si fuera poco empezó a llover, flojito, pero llovía. Loquillo entonces decidió que íbamos a bajar, o mejor dicho, a mi me iba a hacer bajar porque aquello iba para largo, así que señoras y señores, destrepó hasta donde yo estaba, me hizo salir creo que hacía la derecha, a una especie de repisita, digo repisita por llamarlo de alguna forma, me aplastó contra la pared, me desencordó (me dejó además medio desnuda), si en aquel momento no me dio un ataque al corazón por el miedo, ya no me da, me preparó para rapelar “a la española” porque allí no me podía hacer un braguero y me mandó para abajo, no sé como montó el rapel, porque yo para entonces ya estaba en estado catatónico, solo sé que baje y que me quemé la pierna, por decirlo de una forma un poco fina y la tuve jodida.

Es posible que alguien critique esto, pero era lo mejor que podíamos hacer, teniendo en cuenta que el que estaba arriba estaba histérico, que nadie hacia nada por ayudar porque supongo que no podían en realidad, así que Rafa iba a subir. Yo no estaba preparada para seguirle y no iba a quedarme allí sola, ¿esperando a que? Fue lo único que se podía hacer. Al final el chaval creo que consiguió salir solo, pero yo ya estaba abajo.

No volví a escalar más. No había bajado por mí sino por una situación ajena, pero era obvio que yo era un lastre. Eso me hizo pensar. Si aquel chico no hubiera tenido problemas y no se hubiera puesto a gritar nosotros hubiéramos seguido, pero ¿me habría pasado a mí lo que le pasó a él? ¿Hubiera sido yo entonces la que gritara? A lo mejor no, pero no lo sabré nunca a ciencia cierta, pero si me di cuenta de una cosa y es que yo tenía un problema. Cuando Rafa me sacó a la repisita aquella, y me desencordó y la única sujeción que tenía eran mis manos y mi cuerpo pegado a la pared, en vez de disfrutar de ese contacto tan directo con la roca, como si estuviera abrazada a un amante, pasé tanto miedo que pensé que seguir escalando era poner en peligro a los demás porque siempre no iba a estar Loquillo, eso seguro y quien sabe si algún día no sería yo la que gritara, así que seguí disfrutando de Pedriza por supuesto pero sin escalar. No sé si me equivoque, (ese año me equivoque en otras cosas también) a lo mejor podía haber superado el vértigo, no lo sé, pero lo cierto es que mi sueño de escaladora se fue al garete.

Loquillo, a veces, desaparecía de repente y a los pocos días recibíamos una postal de Picos, Pirineos, etc. Tengo varias, todas con algo de su humor tan peculiar y característico, sobre el Espolón del Gallinero, La Franco Española, la Oeste del Naranjo.

De Rafa tengo un recuerdo muy grato, en realidad tengo un recuerdo muy grato de todo el mundo. También me topé con un borde pero en general la gente era estupenda. Lo curioso es que no recuerdo como le conocimos, ni quien nos le presento, si me acuerdo lo que pasó ese día, que fue en Manzanares, y que estábamos esperando al autobús y que nos quedamos a coger el siguiente y tampoco recuerdo como fue el empezar a ir con él.

Veo de una forma difusa a Rafa despidiéndose, como si no nos fuésemos a ver en un tiempo, así que aquí lo dejo, en la despedida, aunque seguro que sigue saliendo en alguna historieta mas.

Fueron unos años maravillosos, en aquella Pedriza que parece que te entra directamente en vena y aunque pasen muchos años, no se la puede olvidar.

viernes, 11 de diciembre de 2009

NIVEL UNO

En el año 1972, el productor musical Terry Knight, escribió para presentar un disco de Grand Funk Railroad, algo parecido esto
“Desde los albores de la historia conocida, desgranando la vida de todo hombre, mujer y niño que alguna vez hubieron pisado esta tierra, ha habido tan solo un puñado cuyo destino fue ser conocidos como fenómenos. De su nacimiento provinieron sus actos, y de sus actos, el reconocimiento. Y verdaderamente fueron pocos, los verdaderos líderes de cada culto, cada fenómeno, los que nacieron para que en su tiempo fueran conocidos solamente a través de sus nombres de pila, Cleopatra, Jesús, Miguel Ángel, Napoleón, Elvis, etc. Por supuesto, hubo literalmente centenares –desde Mozart a Einstein - de Velázquez a Hemingway- que dejaron para siempre sus apellidos en las páginas de la historia.”
Pero Terry Knight se olvidó de decir que hubo otros muchos que fueron conocidos por su sobrenombre o apodo, El Che, La Pasionaria, El Greco, “Caravaggio”, (por cierto uno de mis pintores favoritos) el Boss, etc.
La persona de quien voy a hablar, es conocida por su nombre, y su sobrenombre, así que para que no quede ninguna duda, le citaré por su nombre completo y su apodo:

RAFAEL GONZALEZ DURAN, LOQUILLO





No voy a hacer un perfil de loquillo, voy a hablar de lo que representó para mi. Con el paso del tiempo, me he dado cuenta que conocer a Loquillo, marcó un antes y un después en mi andanzas pedriceras. Hasta entonces íbamos con un grupo en el que no hacíamos nada, también es verdad que bastante tenían con ellos mismos.
Loquillo fue como pasar de nivel en un videojuego.
Por ejemplo la gente. Conocimos a mucha gente que era alguien en el mundo de la montaña y la escalada, entre otros a José Angel Lucas, que desgraciadamente se fue cuando y como no debía. El único consuelo es el famoso “al menos se fue haciendo lo que mas le gustaba”, pero aun así es una putada. Recuerdo que cuando se despidió porque se marchaba, se iba con Piviu, a hacer la Punta Walker, me dio un abrazo y dijo: A ver si cuando vuelva montamos algo eh?. Pero no volvió.
Pero volviendo a Rafa era, y estoy segura de que lo seguirá siendo, una excelente persona. Loquillo ya era todo un personaje y sin embargo era una persona muy normal, y de una gran generosidad porque que una persona como él se preocupara de dos muchachitas como nosotras es ser muy generoso.
Siempre se preocupó de nosotros, hasta en los mas mínimos detalles, por ejemplo, yo no tenía saco, porque en mi casa no me dejaban ir a dormir los sábados, así que me tenía que buscar la vida para poder hacerlo. Tenía la suerte de tener una amiga que tenía un chalet en una de las urbanizaciones de Manzanares, así que en casa decía que iba a dormir a casa de Maria. Loquillo me dejaba su saco que era un Pedro Gómez y daba gusto dormir en el y el utilizaba una funda de vivac.
Fue Loquillo quien nos hablo de la necesidad de afiliarnos en un club de montaña y nos llevó al Club Galayos, y como para estar allí necesitabas tener un cierto curriculum, Loquillo se encargó de prepararnos. A ciertas personas les comió la envidia, por cierto.
Tambien cambiamos nuestros pertrechos montañeros, las viejas y pesadas botas, por unas cletas, que nos recomendó, creo que eran unas Kamet. Cambiamos el macuto por uno impermeable de ataque, etc.
Continuará .......................

HOY ES EL DIA DE LAS MONTAÑAS, POR FAVOR CUIDEMOSLAS


viernes, 4 de diciembre de 2009

UN DIA DE TORMENTA

Aquella semana habíamos quedado en subir a Cotos. Yo había quedado con Fernando que me dijo que también iba a subir, así que llamamos a Gabi para reservar dos plazas en el autocar. Fernando ya tenía la suya reservada. Gabi era un chaval que organizaba un autocar para subir a Cotos. Solo subía los domingos.

Llegó el domingo y pusimos rumbo a Cotos. El día estaba bastante raro y según íbamos subiendo el Puerto de Navacerrada, empezó a nevar, cada vez más fuerte y la visibilidad era nula. Al final se decidió que el autocar no iba a seguir y se daría la vuelta. Como la gente no queríamos regresar se acordó que el autocar se iría al pueblo de Navacerrada y esperaría allí hasta las 5, eso sí preferían saber de antemano si alguien iba a regresar por su medios. Hubo gente que ya había bajado y empezado a andar, entre ellos Fernando, así que cuando bajamos nosotras ya no estaba.
Empezamos a andar pero entre que andaba bastante más rápido que nosotras, ya se había ido hacia un rato y que no se veía nada, le habíamos perdido. Era curiosa la sensación de soledad a pesar de que bastante gente iba subiendo carretera arriba, había bastante niebla y no veias ni a los de delante ni a los de detrás. Llegamos arriba al Puerto y fuimos a la estación que estaba llena de gente pero Fernando tampoco estaba allí. Estuvimos allí un rato por si llegaba algún funicular y subir a Cotos pero era perder el tiempo.
Nos arrepentimos de haber dicho que volveríamos con el autocar, porque con el día de hacía no apetecía nada bajar andando hasta el pueblo y no podíamos dejar de ir por si pensaban que nos había ocurrido algo, y tampoco veíamos a nadie conocido para avisar. En aquellos tiempos no existían los móviles, ni tan siquiera estaban en proyecto.



Así que nos pusimos en marcha hacia el pueblo. No dejaba de nevar, al contrario cada vez nevaba mas. Como no podía ser de otra manera el tema del día fue los hombres y sus tonterías y entre el frio, la nieve, la caminata, se fueron calentando los ánimos y al final acabamos pensando que la gente era una mierda y no se podía fiar uno de nadie. Lo que me resulta extraño ahora al recordar es que estuviéramos solas ese día ya que nunca lo estuvimos.
Con este ánimo llegamos al pueblo de Navacerrada, íbamos empapadas y muertas de frio y no había ni rastro del autocar, claro que era muy pronto, debían de ser las tres más o menos. Por aquel entonces debíamos de llevar comida en el macuto porque fuimos a una panadería a comprar pan. Cuando entramos en la panadería el panadero dio una exclamación
¡Dios bendito criaturas! ¿De dónde venís así?
Le contamos al hombre lo que había pasado. La verdad es que debíamos ir de pena, porque llamó a su mujer y le dijo que nos trajera unas toallas, que nos dio para que nos secáramos un poco, la mujer era una señora encantadora y la verdad no sé muy bien como ocurrió pero el caso es que nos dijeron que ya iban a cerrar cuando entramos y que nos quedáramos a comer con ellos, y así lo hicimos y pasamos un rato muy agradable.
Es hermoso que unas personas que no te conocen de nada te brinden su casa y compartan su comida contigo. Cuando terminamos de comer nos fuimos y ya había llegado el autocar. De Fernando ni rastro y parece ser que se había encontrado a Gabi y le dijo que regresaba por sus medios.
Llegamos a Madrid y nos fuimos a Las Jarras. Fue llegando gente, Fernando parece ser que nos había estado buscando y al no encontrarnos pensó que habíamos regresado con el autocar, porque alguien le dijo que unas chicas se habían vuelto con el autocar y pensó que eramos nosotras, una tontería pero bueno daba igual porque ese matrimonio mayor tan agradable nos había reconciliado con el género humano.
Aproximadamente 10 años más tarde, en un país extranjero, otra persona desconocida para mí, me brindó su compañía, su comprensión y su apoyo. Solo sé que se llamaba Boni o Beni y era de Alcalá de Henares. No le he vuelto a ver, pero no le olvidaré nunca.

Dedicada a esas tres personas maravillosas

You’ve got a friend
Autor: James Taylor


http://www.youtube.com/watch?v=Q7RPCFfudmU

De las versiones de esta canción las mejores son las de James Taylor que la compuso y la de Carole King. A día de hoy todavía no he sido capaz de decidir cual de ellas me gusta mas. Cuando oigo la de James Taylor me digo que esa es la mejor, pero cuando oigo la de Carole King, también lo pienso. En mi opinion esta canción la cante quien la cante es una joya